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CINE

La primera película rodada por un africano es sin duda Ghézal, la hija de Cartago (1924), una producción tunecina, seguida de Leila (1926) y Zainab (1926), dos films egipcios. Se inspiraron en modelos teatrales pero pronto, se abandonaron las convenciones teatrales. Los Estudios Misr abrieron en 1934 y a partir de ahí comienza a desarrollarse una industria del cine, produciendo varias películas por año. Las reticencias de carácter político de los gobiernos coloniales para permitir a los africanos hacer su propio cine y los problemas de índole financiero explican la tardanza en surgir una industria cinematográfica en Africa. De hecho, buen número de paises  no ven nacer sus primeros realizadores hasta los años 70 del pasado siglo XX.

La produccion de películas entendida como una empresa comercial, necesita de capitales dispuestos a invertir en la producción, la creación de una red de distribución y la construcción o adaptación de salas de proyeccion. Caben dos caminos para la puesta en marcha de esta industria: bien, la iniciativa privada está dispone del capital necesario y está dispuesta a correr los riesgos de la empresa, o bien el Estado invierte y  asegura la financiación inicial de su industria cinematográfica. Hasta el presente, Egipto ha sido el único pais africano donde la iniciativa privada ha sido capaz de poner en pié una industria eficaz y autosuficiente. Otros paises, como Nigeria, Marruecos o Senegal, han seguido el segundo camino invirtiendo tanto en la producción como en la creación de una red de salas de exhibición. En un tercer grupo de paises, Argelia, Túnez, Mali y Burkina Fasso, los gobiernos encargaban   films educativos o de propaganda, pero nunca largometrajes comerciales. Sin embargo, esa política favoreció la creación de instalaciones de producción de las que se sirvieron los primeros realizadores de esos paises. Finalmente, a partir de 1970, la existencia de estudios de televisión jugó un papel muy importante en el nacimiento y desarrollo de la industria del cine africano.

Una idea sobre el lento desarrollo de esta industria los da el hecho de que en 1969, cuando Burkina Fasso acaba con el monopolio francés en la distribución cinematográfica, contaba solamente con con diez salas de exhibición, Gabón tenía ocho en 1986, e incluso Senegal, que cuenta con la mejor infraestructura del Africa subsahariana, tiene 80 cines y 13  millones de espectadores al año. Uno de los hitos más importantes del cine africano, supuso el extreno en julio de 1986, en el Festival de Cine de Ouagadougou, de la película de Cheick-Oumar Sissoko, Nyamaton, y eso supuso que se vendieran 35.000 entradas durante las dos semanas que estuvo en cartel. Actualmente, hay en Africa más de 250  productores cinematográficos repartidos en más de cuarenta paises diferentes.

En Egipto, después de haber pasado unos primeros tiempos por un cine a base de comedias musicales y melodramas muy influeciados por las formas teatrales, surje a partir de 1939 un cine neorealista que dura hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces, comienza a hacerse un cine de evasión de baja calidad. En los años 50, comienza a hacerse películas de guerra, cine policíaco, cine folklórico y dramas psicológicos que cuentan con guionistas procedentes de la narrativa, como es el caso de algunas adaptaciones de la obra de N. Mahfuz. En 1952, la mayor parte de la industria es nacionalizada, pero esto no afecta a penas al tipo de cine que se venía haciendo. Su industria alcanza entonces, con una producción media de 50 a 60 películas al año, el duodécimo lugar en la producción mundial, dominando en Orinte Medio y Norte de Africa. El cine egipcio, produce cada año tantas películas como todo el Africa subsahariana en 25 años de producción cinematográfica. Se puede encontrar en él, todos los géneros del cine contemporaneo.

En el Magreb, el gobierno argelino optó por subencionar la producción de films de tipo propagándistico, sobre la guerra de independencia y sobre el socialismo. No obstante, no impidiendo la producción de otro tipo de cine político, éste de crítica a la burocracia gubernamental. Algunos films tunecinos (a partir de 1966) se situaron en las mismas tendencias del cine argelino. Marruecos ha producido películas, tanto de las consideradas como cine comercial, y algunas del llamado cine intelectual. A veces, estas últimas recuerdan a Buñuel al servirse del simbolismo más que de la intriga o la acción.

En el oeste del continente, las primeras experiencias surgen a mediados de los años 50, en Senegal, de la mano de Ousmane Sembene, cuya influencia estará presente hasta épocas muy recientes. Todos sus films están marcados por tres características que están igualmente presentes en otros campos de la creación artística: la negritud, el socialismo y el nacionalismo. En el cine más actual, autores como Souleymane Cissé o Cheick-Oumar Cissoko, han roto con la herencia de Sembene. Su cine, mitad documental, mitad ficción, no propone soluciones y pone el acento en la acción y la imagen más que en el debate intelectual. Sissoko a seguido una tendencia aparecida hace pocos años, abandonando el francés en beneficio de las lenguas africanas. El film policíaco camerunés es un género nuevo totalmente diferente.

En Nigeria, la televisión se ha desarrollado mucho antes que el cine y ha creado una infraestructura técnica. El cine comenzó siguiendo la tradición teatral yoruba y utilizando su infraestructura financiera. Hasta 1972 no se hace el primer largometraje, una obra de Soyinka.

Las primeras películas realizadas en Suráfrica, se remontan a 1975. La primera fue el film zulu, Ikati elimnyama . Más importante que el cine comercial ha sido la producción de documentales y reportajes sobre el apartheid. Sin embargo, puede decirse que el cine sudafricano aún no ha despegado.

En general, puede observarse en el cine africano, un interés en sus autores, por enseñar, por educar la conciencia del público. Sus preocupaciones son de orden político (clases sociales, el neocolonialismo, la dependencia), moral (la alienación y los males de la modernidad en oposición con la tradición), didáctico (el papel de las mujeres en el campo, las consecuencias de la droga), personal (los problemas de identidad) o de proselitismo cultural (el arte tradicional como antítesis de la medicina occidental).

Nota.- Textos basados en la "Historia General de Africa", Ediciones de la UNESCO

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